Una dolencia poco conocida por su nombre, aunque sí por sus «efectos» es la llamada «gigantomastia».
Una definición más técnica diría que se trata del desarrollo excesivo de tejido glandular o graso en los senos.
En lenguaje más sencillo decimos que la gigantomastia se da cuando las mamas son grandes, generan un gran peso en el cuerpo (generalmente en el cuello y espalda) e incluso producen hundimiento en la clavícula y alteraciones en la columna vertebral.
Se diferencia entre la gigantomastia juvenil (se da en la etapa de desarrollo de la mujer, en su adolescencia, por una hipersensibilidad a las hormonas femeninas) y gigantomastia en edad adulta. Esta última ocurre como consecuencia del aumento excesivo del tejido glandular (embarazo) o graso (obesidad) en las mamas.
A continuación detallamos algunas de ellas:
Para tratar la gigantomastia se puede recurrir a una mamoplastia de reducción o cirugía de reducción mamaria.
De acuerdo al tamaño y peso a reducir será el tipo de procedimiento que se siga. Independientemente de esto, el objetivo final es que la mujer consiga tener un tamaño de senos acorde a sus deseos y proporcionados a su cuerpo y su salud física y psicológica.
Es decir, que se trata, por un lado, de una cirugía con efectos médicos en la salud de la persona, además de estéticos.
NOTA: en el caso que la gigantomastia sea resultado de un embarazo, hay que aguardar hasta después del parto para su solución (ya que, en muchos casos, no hace falta cirugía).
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